Por: Jesús Nova
La prostitución de hombres y mujeres en la Republica Dominica es una situación que nos ocupa a todos, el alcance de esta práctica a tocado esferas sociales nunca antes imaginable, pues ha llegado a unos niveles donde queda muy claro que ya no son, solo los lugares marginales de la ciudad donde se pueden encontrar hombre y mujeres, ofreciendo abiertamente y sin tapujos el trabajo sexual en plena vía pública, por cierto los homosexuales travestidos antes solo los podíamos ver en discotecas, cuando ellos presentaban el show al que denominaban “Creadores de imágenes”.
Hoy día los homosexuales travestidos ocupan importantes vías de la ciudad, que van desde los barrios y ensanches de clase baja y clase media, hasta los sectores más pudientes económicamente hablando, solo para citar un caso, ubiquémonos la avenida Sarasota entre las avenidas Winston Churchill y Nuñes de Cáceres en el sector de Bella Vista donde pasadas las 7 de la noche comienzan a apostarse tanto mujeres como hombres para ofrecer sus servicios sexuales ante los ojos de cualquiera.
Con la intención de saber más sobre la vida cotidiana de los homosexuales que ejercen el trabajo sexual y acompañado de dos amigos, hicimos un recorrido por diversos puntos de tolerancias para ver como se movían a la hora de acercarse a un vehículo para brindar sus servicios, debo confesar que fue de mucho impacto para mí, el darme cuenta con la naturalidad que estos se ofrecen a quienes se acercan y también a los que solo pasan frente a ellos. Tuve en esta ocasión la oportunidad de conversar con uno de ellos, a quien llamaremos Jessica y he aquí la conversación que sostuvimos.
Lo primero que pregunte fue ¿Qué piensas cuando te montas con un nuevo cliente, que miedos te llegan?
- Lo primero que hago es darle un buen trato, porque el trato es que hace a la persona, hay gente que no quiere hacernos daño, aunque a veces lo hacen, porque hay muchas de nosotras que no se portan bien, si me porto bien es muy difícil que alguien me haga daño, aunque hay gente que son malas, vienen te montan y por el simple hecho de hacerte una maldad te hacen cualquier tipo de cosa, a veces me da un poco de miedo y no quisiera montarme, pero pienso que este es mi trabajo y me monto.
¿Te siente rechazado por las personas que te rodean?
- Por lo regular no, respondió tímidamente.
¿Tu familia se siente bien con el trabajo que haces?
- Si, por ejemplo: mi papa es teniente coronel de la policía, mi mama es ama de casa y tengo un hermano mayor que también es gay y todos nos llevamos muy bien.
¿Saben ellos que tú haces este tipo de trabajo?
- SI claro, no hay problema con eso, lo único que me dicen es que me cuide.
¿Cuál es tu nivel académico?
- Llegué hasta el cuarto de bachillerato, no quise estudiar más, pero soy maquillista, dice Jessica con orgullo, lo aprendí sola y después fui a una escuela para perfeccionarlo.
¿Cuál ha sido tu mayor susto en este trabajo?
- Una vez trabajando aquí, me monte con un cliente, me dijo que él trabajaba en gobierno, luego tomo carretera conmigo, me llevo hasta San Pedro de Macorís, eran como las cuatro de la mañana y como a las cinco y pico me dejo botada por halla, sentí que me quería hacer un daño, que me quería hacer algo malo, pero yo trate las cosa más al paso, me porte bien, le pedí por favor varias veces que me dejara ir, hasta que en un descuido de él me pude bajar del vehículo y corrí como loca, luego conseguí una bola de regreso a la capital con un camionero, al debo decirte tuve que servirle mis favores en el camino, pero vine.
¿A ustedes como los trata la policía?
- De dos años acá ya no hacen redadas como antes, ahora trabajamos con más libertad, aunque en ocasiones un cliente nos aborda y los policías nos caen atrás en sus motores, pero realmente lo hacen, buscando que le den algo.
¿Cómo llegas a la homosexualidad?
- Quiero decirte que a mí siempre me han gustado los hombres las mujeres desde chiquito me daban no se que, como asco, cuando tenía 14 tuve la oportunidad de tener sexo con otro chico de la escuela y entonces comprendí que mí vida sexual tenía que ser con los hombres, yo como decimos nosotras solo hace seis años que Salí del closet.
¿Quiénes son tus clientes más frecuentes y de que edades?
- Mira, aquí me buscan gente de todas las edades y todas las clases sociales, aquí hay mucha hipocresía, vienen muchos señores de familia, casados y con hijos, gente de alta sociedad y muchos jóvenes que vienen supuestamente solo por probar, pero hay mucha gente que disfruta más con nosotras que con sus mujeres.
¿Tienes miedo a alguna enfermedad de trasmisión sexual?
- Realmente no, pues no tengo sexo sin condón.
¿Y si el cliente te lo exige?
- Le digo que no, si insiste le devuelvo su dinero y me voy,
¿Ustedes se protegen entre sí?
-Claaaaro y aunque aquí no las estamos buscando, no dejamos que nadie venga a abusar de nosotras.
¿Has pensado en la posibilidad de tener una relación estable y dejar la prostitución?
- Si claro, pero tiene que ser una persona con mucho dinero y que me ame.
¿Si tuvieras la posibilidad de pedirle algo a las autoridades y la sociedad que le pedirías?
- Bueno, que nos traten como seres humanos, puesto que cada vez que agreden o matan a una de nosotras con quienes cometen el hecho aunque lo agarren, no pasa nada las cosas se pierden en el olvido. Pero si una de nosotras comete el más mínimo de los errores, nos buscan como quiera y donde quiera y nos hacen pagar, nos dan golpes, después nos llevan a la cárcel.
En la parte final de mi conversación con Jessica, como se hace llamar este joven travesti con quien estuve conversando me dijo: no vengo aquí todos los días, solo vengo aquí de miércoles a domingo y aunque venga a trabajar a esta calle cinco veces por semana en el día hago picoteos de maquillaje y comparto con mi madre, la ayudo con los que quehaceres de la casa. Y poco antes de despedirnos, casi me susurro, sería bueno que la gente de la misma preferencia sexual que yo, viva de verdad su condición sin miedo.
A decir verdad, les puedo asegurar, que en la mayoría de los casos nos encontramos con personas temerosas para hablar de su tema, de su realidad, de su vida, de su familia y de sus amigos, una gran parte de ellos nos dicen que son rechazados, tratados como gente enferma, piden que sobre todas las cosas, los acepten como son, con sus defectos y virtudes, es lo único que realmente desean, desde lo más profundo de su ser.
Es increíble pensar, que tan sólo un anhelo, pueda significar tanto para una persona. Que tal vez, ese mismo anhelo, susceptible y frágil, sea el color de lo invisible, el motor que te impulsa al infinito y que te permite navegar en lo más profundo de tu inconsciente.
